La canciller Alicia Bárcena no participará en la reunión de la OEA por las elecciones en Venezuela.

López Obrador confirmó que la Secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Bárcena, no participaría en la reunión extraordinaria de este miércoles que convocó la Organización de Estados Americanos para discutir el proceso actual de Venezuela.

Según la información que tiene el mandatario, declaró que “no vamos a participar porque no estamos de acuerdo con la actitud de parcialidad de la OEA”, al tiempo que acusó que desde “antes de conocer el resultado de la elección presidencial de Venezuela, Luis Almagro, secretario general de la OEA, ya había reconocido a unos de los candidatos “sin pruebas de nada””.

Para López Obrador, “la actitud de la OEA no es seria, no es responsable y no ayuda a buscar una salida pacífica y democrática a este caso.” Durante su conferencia matutina del pasado martes, el mandatario explotó contra la  Organización de Estados Americanos, señalando que, desde hace muchos años, los problemas políticos en Venezuela no se han resuelto pues hay mucha injerencia del extranjero, al tiempo que “rechazó que lo que denuncia ahora la oposición venezolana sea similar a la acusación de fraude que él hizo durante las elecciones de 2006, cuando perdió por una diferencia del 0.56% de los votos ante el panista Felipe Calderón”.

Tal y como se lo habíamos anunciado en este medio, el presidente estadounidense Joe Biden anunció este domingo que renuncia a presentarse a la reelección después de semanas de especulaciones sobre su capacidad física y su agilidad mental, sumiendo al Partido Demócrata en la incertidumbre.

Joe Biden aseguró que sí tenía en planes competir para su reelección, sin embargo, dijo, su renuncia a la candidatura demócrata “es lo mejor”.

El demócrata de 81 años engrosa así el club muy restringido de presidentes estadounidenses salientes que tiraron la toalla en su intento por conseguir un segundo mandato.

Pero es el primero en hacerlo a estas alturas de la campaña. Y el único que tuvo que darse por vencido por las dudas sobre su agudeza mental a raíz de un debate calamitoso con su rival republicano Donald Trump.

El anuncio se esperaba, por mucho que su equipo de campaña y él mismo se empeñaran en afirmar que llegaría hasta el final.

Con todo da un vuelco a una campaña que ya ha experimentado muchas idas y venidas, sobre todo un intento de asesinato contra Donald Trump el 13 de julio durante un mitin.

Su vicepresidente, Kamala Harris, sería una elección natural, pero no automática, para convertirse en candidata demócrata, y ha recibido el apoyo de figuras políticas, como Nancy Pelosi, Barack Obama y los líderes del partido.

La última palabra la tienen los delegados del partido: 3,900 personas con perfiles muy variados y en su mayor parte completamente desconocidos para la opinión pública.

La vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, está ganando fuerza en las últimas horas como posible relevo de Joe Biden en caso de que éste renunciara a su candidatura de reelección por su fatal desempeño en el debate contra el expresidente republicano Donald Trump el 27 de junio.

Harris ha tenido una baja popularidad durante todo el mandato, y ha sido señalada como una vicepresidente gris, no muy popular entre la gente, y su candidatura presidencial no sonaba como una opción realista hasta el fracaso de la semana pasada de Biden, quien apareció en el debate envejecido y desorientado, multiplicando las voces que creen que no es apto para seguir en el cargo a sus 81 años.

Asumió como una gran promesa, la de ser la primera mujer afroestadounidense en asumir la vicepresidencia de Estados Unidos, una mujer que siempre ha roto techos de cristal: la primera afroamericana en ser elegida fiscal general en California y la primera mujer de ascendencia del sur de Asia en el Senado.

Sin embargo, pasado el tiempo, Harris se enfrentó a la realidad de un cargo que poco espacio deja para lucimientos, y que implica tres roles principales: ejercer la presidencia cuando el mandatario no puede hacerlo, representarlo en actos en otros países cuando no puede estar, y presidir el Senado.

Todo cambió con el debate entre Biden y su rival republicano, Donald Trump, en el que el mandatario lució disperso, lanzó frases incoherentes y fue incapaz de rebatir con fuerza los argumentos presentados por el expresidente.

Actualmente, la vicepresidente, de 59 años, no solo tiene a su favor ser la sucesora natural de Biden, sino que las encuestas de intención de voto la sitúan por delante de otras caras populares del partido y heredaría toda la estructura de la campaña.

Sin embargo, la vicepresidente ha cerrado filas con Biden. Cuestionada por los medios sobre si considera ser candidata a la presidencia, Harris se declaró «orgullosa de ser la compañera de fórmula de Biden», y defendió que el único candidato es él. Por el momento.