Ya va más de una semana y en España siguen en tensión por la caída de un niño de dos años a un pozo el cual ha sido hasta ahora imposible de rescatar e incluso ya se está pensando en cosas fatales.

El equipo de rescate al momento ya no encuentra el método de poder llegar hasta a la ubicación del pequeño en el ducto de tan solo 25 centímetros de diámetro y 107 metros de longitud.

Más de 300 personas que se encargan en la operación, viven una carrera contra reloj que se ha encontrado con todo tipo de dificultades y sus padres, ya no pueden cargar con la angustia.

Un equipo de psicólogos ha acompañado a la familia durante una semana para poder controlar y regular las emociones de los parientes ante la incertidumbre por el rescate.

El presidente del equipo de bomberos, explico que, a estas alturas, se han revisado todos los escenarios posibles y las opciones ya se están agotando, muchos han sugerido un derrumbe en la ubicación, pero para el equipo no es opción pues causar un derrumbe buscando abrir una brecha, cortaría toda esperanza pues las rocas caerían encima del pequeño matándolo inmediatamente.

El objetivo es llegar a perforar 60 metros de manera vertical y ya van 56 pero las condiciones del terreno no son nada favorables y solo complica más la situación

El siguiente paso, una vez que se lleguen a los 60 metros, será entubar la perforación y después se formará una galería de tres metros, que un equipo de mineros realizará con martillos neumáticos, aunque las herramientas que se utilizarán dependerán de las circunstancias más o menos adversas que se vayan encontrando.

Después, una jaula especialmente creada para el rescate bajará de dos en dos a los mineros, que trabajarán por parejas una media hora.

Pero cada minuto más de trabajo, es un minuto menos de vida para el niño.